2011 - El Corralón de Floresta. Trabajo y Militancia.


El Corralón de Floresta. Trabajo y Militancia.[1]

Grupo de Estudios en Memoria Política – Proyecto de Extensión Universitaria – Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA)

A mediados del siglo XIX comienza la construcción del Ferrocarril del Oeste, cuyo itinerario previsto iba desde las cercanías del Teatro Colón hasta la terminal, La Floresta. En esta época comienza la urbanización del barrio de Floresta, principalmente por inmigrantes y personas de bajos recursos. El crecimiento de la población porteña plantea problemas de saneamiento ambiental e higiene, por lo que se crean medidas para resolverlo, entre ellas la limpieza de la ciudad.
A comienzos del siglo XX, en el Corralón de Villas, ubicado en Av. Gaona 4660, se centralizan las actividades tendientes a la limpieza de esta parte de la ciudad: recolección de basura, regado de las calles de tierra y ayuda en las inundaciones del arroyo Maldonado (hoy Av. Juan B. Justo). Los barrenderos, la mayoría de origen italiano, eran empleados poco calificados, considerados como marginales para la sociedad de la época. El barrio de Floresta se fue haciendo residencial, y en esta época los vecinos comenzaron a reclamar el traslado del Corralón y la transformación del predio en un espacio verde.
A partir de 1960 comienzan los intentos de privatizar el “negocio de la basura”, aprovechando una huelga de los trabajadores como excusa. Finalmente la empresa privada Maipú se hace cargo de parte del servicio de recolección.

El “Corralón de Villa” y la relación con la Unidad Básica “Capuano Martínez”

Entendemos que hay una vinculación entre el Corralón de Villas y la Unidad Básica “Capuano Martínez”, ubicada en la intersección de las calles Páez y Argerich; la cual fue inaugurada en el barrio en el año 1973 y estuvo conformada por  militantes de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Este espacio plantea una vinculación con la organización Montoneros, incluso desde el nombre, Capuano Martínez fue un militante de dicha agrupación que participó en el secuestro de Aramburu y murió en un enfrentamiento posterior; a su vez, algunos de los miembros de la Unidad Básica estaban conectados a la organización, mientras que otros sólo simpatizaban con sus ideas. También había militantes pertenecientes a otras organizaciones como Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
Es a esta Unidad Básica que se acercan los trabajadores del corralón para pedir ayuda, con el objetivo de cambiar las relaciones precarias de trabajo en que se encontraban: eran elegidos arbitrariamente, “a dedo”, sometidos a toda clase de trabajos insalubres, por ejemplo, aplastaban la basura pisándola arriba del camión sin los elementos adecuados y corrían grandes distancias mientras se realizaba la recolección. Las condiciones de trabajo eran irregulares, no contaban con cuidados médicos, obra social, sueldo fijo, etc.

“La gente del corralón, los trabajadores del corralón que se veían perjudicados por los dueños de la empresa que los tenían en condiciones no lógicas para trabajar, sin los elementos, en negro. Entonces, los trabajadores recurren a la Unidad Básica del barrio donde estaba mi papá (Néstor Sammartino) y bueno, ellos en la Unidad Básica lo hablan con la superioridad ¿no? del partido y para ver cómo se podía ayudar a esta gente y se los ayuda involucrándose primero, entrando y buscando todos los mecanismos para regularizar a toda esta gente que es lo que finalmente se consigue. Finalmente, después de una gestión, después de mucha lucha, consiguen que cuatro mil trabajadores no sólo tengan las condiciones para trabajar como corresponde, o sea que estén en blanco con todas las obras sociales, vacaciones como todo el trabajador debía tener y bueno, esa fue la lucha de ellos dentro del corralón, de mi papá, de Miguel (Yanson) y de tantos más. Algunos muchos están vivos y te lo pueden contar… La lucha de ellos en el corralón fue esa…modificar la situación de esta gente que estaba en situación de explotación… y terminaron todos siendo empleados municipales ¿no? El tema de la recolección de residuos era todo privatizado, explotando a la gente. Bueno, no sé si hoy en día no estamos tan lejos de aquella época. Pero el asunto es que ellos lograron esos objetivos que pedían esos trabajadores y bueno, ese era el compromiso…Meterse en trabajar con ellos, ver cómo se podían solucionar las cosas, solucionarlas y seguir trabajando para mejorar” (Cristian)
A las irregularidades de las condiciones de trabajo, se sumaba el hecho de que el servicio de recolección de residuos se encontraba en manos privadas, a cargo de las empresas Maipú y Coproa, entre otras.
Así, para apoyar la lucha de los trabajadores, varios militantes de la JTP se incorporan al trabajo en el corralón, entre ellos, Julio Goitía, Carlos Jerez, Miguel Yanson, Miguel Foncueva y Néstor Sammartino.
Como punto de partida para lograr la municipalización del  servicio de recolección de residuos de la Ciudad de Buenos Aires, se planifica un operativo para secuestrar los camiones de las empresas privadas y llevarlos al “corralón municipal de Villas”. El operativo consistía en averiguar dónde se guardaban los camiones, a qué hora salían y qué recorrido hacían; con el objetivo de interceptarlos en algún punto y conducirlos al Corralón. Ésta acción incluyó acuerdos con la municipalidad para comenzar un proceso de re-estatización de los servicios de recolección, además de un enorme trabajo de organización y coordinación de los trabajadores/militantes.
Una vez obtenidos los camiones, comenzó a funcionar la empresa municipal de recolección de residuos, consiguiendo mejoras en las condiciones de trabajo.

“Entonces, ya promediando, pero ya fue para más el 25 de mayo del ´73… si, si, porque  ya estaba el intendente Embrioni, que era un intendente peronista, ¿viste? Y es ahí donde nosotros vamos, no sólo hacemos eso que, sino que tomamos los camiones, ¿viste? La toma la hicimos con una olla popular ahí cerca de la cancha de All Boys, ahí tomamos una cantidad de camiones (…) y los otros lo íbamos a buscar a los garajes de Martín y Martín, que era una empresa, Coproa, que era otra empresa y entonces juntamos todo, pero lo que más hicimos era toda una movida de ir a la intendencia, ir al sindicato. Estábamos por todos lados, lo nuestro era un aluvión, ¿viste? Mas nosotros como cabezas o arietes del movimiento este de los basureros, éramos nosotros; las reuniones se hacían en la Unidad Básica y nos preguntaban ‘¿qué hacemos, qué hacemos?’ Los llevábamos adelante y nosotros conseguimos que se municipalizaran los servicios, que pasaran todos, camiones y todos y peones y todo. (…)”. (ex-trabajador del Corralón)
“Siempre en el barrio…  y entran en la municipalidad,(…) porque la empresa era, la recolección de residuos era privado, no dependía, había uno o pocos camiones que dependían de lo que era en ese momento  la intendencia. Y como teníamos asesoramiento legal, nos vinieron a ver (…) los trabajadores, porque los re explotaban, no les daban ropa de trabajo, los hacían trabajar un montón de horas. Entonces recurrieron a la Unidad Básica, entonces comenzó una movida con los abogados y los de las empresa, y se fue a hablar  en aquel momento con (…) el intendente. Era ya en el 73, había asumido el peronismo, así es que se lo fue a hablar y el intendente propuso que los incorporaba a todos siempre y cuando se les llevaran los camiones, así es que los compañeros varones fueron donde se guardaban. Si uno busca en los archivos del periodismo, fue toda una… como 20, 30 camiones haciendo en Plaza de Mayo toda una movida para ser incorporados a Maipú, a la intendencia y bueno… así se logró.  Y como entraron todos, (…) todos mi  marido (Julio Goitía) inclusive entraron ahí a trabajar” (ex-militante de la Unidad Básica Capuano Martínez)
Como parte de este proceso se produce la incorporación de aproximadamente unos 600 empleados a la planta municipal, que vienen a sumarse a los 400 ya en servicio. Es así como ingresa Mauricio Silva[2] al trabajo en el Corralón en diciembre de 1973.

“Si, si…pero bueno digamos por ejemplo que hay dos etapas: una etapa donde todo se `peroniza´ mucho más porque dice un amigo de Mauricio Silva que Mauricio Silva en realidad entró a trabajar a la municipalidad y él soñaba con ser barrendero Mauricio Silva porque buscaba estar del lado de los más pobres, acompañar, y a su vez su objetivo era ser barrendero. Además que él dice que era un tipo de ciudad y que le encantaba la ciudad, le encantaba barrer las calles, pararse a hablar con las vecinas; digamos que le gustaban esas tareas.”  (Militante de la Asamblea Barrial de Floresta)
Elecciones internas en el Corralón

Los primeros grandes pasos estaban dados: la municipalización del servicio, la incorporación de grandes cantidades de trabajadores y el cumplimiento de los derechos básicos.
En ese contexto, en 1974 el sindicato de trabajadores municipales de la Capital Federal (hoy SUTECBA) ordena a la “delegación de Villas” la realización de elecciones de junta interna, con el fin de elegir a los nuevos representantes sindicales de los trabajadores.
Se presentan 2 listas, una lista oficialista, perteneciente a la Juventud Sindical y otra llamada “Los descamisados”, que representaba a la JTP, lista que estaba integrada por:

Néstor Sammartino – delegado General
Mauricio Silva – delegado de los Barrenderos
Carlos Jerez – delegado de los Cargadores
Martín González – delegado de los Choferes
Miguel Yanson – delegado de los Mecánicos
Julio Goitía – delegado de los Administrativos

Se llevan adelante las elecciones que, luego de un escrutinio poco claro, dan por ganadora a la lista oficialista.
“Nosotros habíamos formado una comisión interna dentro del corralón, ya siendo estatales, y estábamos, digamos, estábamos en oposición con la delegación representante del corralón Villas,  que pertenecía al sindicato, al sindicato de obreros y empleados municipales. En ese tiempo también era Genta como hoy (…) entonces formamos una comisión que estábamos opuestos ideológicamente, pero nada más que eso, bueno y pretendíamos manejar el corralón de diferente manera (…) ¿Qué ocurre?, Que hacemos una elección y, en realidad, ganamos la elección, pero hubo un fraude que primero íbamos ganando por 140 votos, después por cuarenta y después terminamos perdiendo por veinte” (ex- trabajador del Corralón)

“Después hubieron unas elecciones internas dentro del corralón, donde se enfrentaron dos listas: la lista que estaba a la cabeza mi papá y otra lista que vendría a ser la parte que está hoy actualmente en el gremio de los trabajadores de recolección de residuos y bueno. Se perdió la elección por unos poquitos votos y hubo un, se comprobó que hubo fraude…Que en el primer recuento había ganado la lista que apoyaba a los trabajadores que estaba mi papá y después, bueno, la persona que era el fiscal, no sé cómo fue, cambió los votos…El asunto es que terminó ganando la otra gente. A esta persona que fue el fiscal no apareció nunca más por el corralón. Bueno, fue una mancha para la historia del corralón ¿no?” (Cristian)
El Corralón en la dictadura

Durante la dictadura militar, que comienza en 1976, el Corralón es intervenido y las condiciones de trabajo cambian. A varios de los trabajadores los reasignan a otras tareas y espacios de trabajo.
 “La intervención mandó marcar con líneas de cal la calle central del corralón y las distintas secciones, como barrido, limpieza, taller mecánico;  y el interventor militar nos hizo salir a todos a formar. Venían a poner orden. El ensañamiento fue especialmente con el cura Mauricio, porque lo mandaron a cortar el pasto de la zona con las manos” (ex- trabajador del Corralón en el libro “Gritar el evangelio con la vida”)
“Vino un interventor a esta dirección, pero con muy poca experiencia en todo esto; entonces  de movida se prohibieron todas las reuniones sindicales. Entonces como decreto 1, estaba prohibido juntarse más de tres personas. (…) Vino un director de servicios públicos, secretario de servicio públicos nombrado por el gobierno militar al Corralón, está bien que nuestro corralón era el más combativo. (…) No podíamos trabajar porque nos faltaban guantes, nos faltaban cosas; los servicios, cuando nos mandaban con los servicios ponían menos personal, nos aumentaban las cuadras, achicaban, agrandaban. Para nosotros, la dirección de mecánica, todo estaba más o menos bien. Ocurre que nos reunimos, empezamos a hablar con el tipo, él viene con guardaespaldas, `bueno muchachos vamos a iniciar acciones de reclamo que son permitir por la junta militar para que ustedes soliciten diferentes cosas, que eran los elementos de trabajo, ropa, botas. Bueno, y ahora les pido por favor que me dejen salir con vida’ (…) A partir de ahí empezó todo el mambo, Sammartino para otro trabajo, Cachito para otro trabajo (…) se fueron yendo porque éste los empujó. González, que trabajaba prácticamente en la dirección, empezó a trabajar acá. A mí me mandaron a la central. (…) En mi vestuario siempre me abrían el guardarropa, mi cofre. (ex-trabajador del Corralón)

Esta situación tiene como desenlace la desaparición, en 1977, de tres de los trabajadores del Corralón:
Entre la noche del 5 de mayo y la madrugada del 6, secuestran a Néstor Sammartino junto a su mujer, que luego sería liberada, de su casa (en Gaona y Paysandú en el barrio de La Paternal) permaneciendo al día de hoy desaparecido y sin saber nada de su destino posterior.
Ese mismo 6 de mayo, Julio Goitía se presentó a trabajar en el corralón, a las 6 de la mañana como de costumbre. En el vestuario se encontró con un trabajador que le indicó que el interventor lo esperaba en su despacho. Al entrar allí, lo estaba esperando la patota, que lo secuestra. Continua desaparecido y sin informaciones posteriores.
Finalmente, el día 14 de Junio Mauricio Silva es secuestrado mientras barría las calles del barrio.
Mauricio sería el último de los integrantes de aquella lista opositora en desaparecer durante la dictadura. Otros de los integrantes de aquella lista debieron exiliarse. En el caso de Carlos Jerez y Miguel Yanson lograron salir a Brasil reencontrándose luego en Suecia. Mientras que otros militantes recurrieron al exilio interno.
 “Lo que es muy sugestivo que al momento de la desaparición las tres personas que desaparecen eran integrantes de esa lista, la que yo digo que es totalmente contraria a la gente que está hoy. Eso es sugestivo. También es sugestivo que el gremio en sí no toma cuenta de lo que sucedió,  ni que en todo el proceso de la dictadura hubo ningún… ninguna represalia para con esa parte ¿entendés? Desaparecieron tres de un lado, bueno a mi me sugiere muchas cosas… y que todavía están en el poder, es la misma gente que hoy está en el poder” (Cristian)
Avances de la dictadura y resistencia popular hasta la actualidad

La resistida privatización avanza y se profundiza. En agosto de 1977 se crea la sociedad CEAMSE (Cinturón Ecológico del Área Metropolitana Sociedad del Estado), donde la ex municipalidad delega el servicio de limpieza. Se recomienda la tercerización y, de esta manera, a partir de los `80, los servicios de recolección y limpieza urbana son realizados por la empresa MANLIBA S.A., una sociedad integrada por empresas italianas, estadounidenses y empresas del Grupo Macri. El Corralón pasa a sus manos y los trabajadores son “flexibilizados”, como sucede en el resto de las actividades productivas y de servicios, de acuerdo al modelo económico instaurado.
Hacia fines de los años `90 se conforman algunos grupos vecinales que, alentados por dirigentes políticos del barrio, organizan varios cortes en la Av. Gaona reclamando el traslado del Corralón. En el año 2000 la manzana pasa a estar zonificada como Urbanización Parque, excepto por un 20% de su superficie ubicado sobre la calle Morón, que es destinado al equipamiento comunitario.
A partir de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, los vecinos del barrio se movilizan y permanecen en estado de asamblea,, cortando calles y golpeando cacerolas. Días más tarde el barrio vuelve a salir a las calles tras la masacre de Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa a manos de un policía retirado, que había actuado durante la última dictadura y trabajaba como custodio de la estación de servicio ubicada en Av. Gaona y Bahía Blanca.
Este lamentable hecho lleva a que los vecinos profundicen su organización y se conformen en asamblea multitudinaria. En estos momentos el barrio tuvo varios focos de concentración de asambleas, compuestas por vecinos con diferentes objetivos y trayectorias políticas. Con el correr del tiempo, el movimiento asambleario se fue transformando y, a su vez, surgieron fracturas producto de discusiones ideológicas, en muchos casos insalvables. Sin embargo, algunos vecinos resistieron estos embates de la vieja política y apostaron a construir un espacio diferente para pensar y actuar sobre las problemáticas barriales.    
Entre las muchas propuestas, surgió la de la realización de una escultura en memoria de los chicos asesinados en el barrio, por parte del artista vecino Roberto Subi. La asamblea organizó en la escuela primaria República del Perú, vecina al Corralón, dos muestras de arte y concursos de escultura. Entre todas las obras presentadas se eligió la de María Claudia Martínez y Verónica García, que consta de cuatro figuras en hierro con ensambles de cerámica.
Una vez conquistado este objetivo y movilizado al barrio, se comienza a planear un proyecto mayor: la plaza grande, que ocuparía la manzana entera y contendría la escultura y una escuela secundaria a crearse en una de las esquinas (ya que esta parte del barrio no contaba con escuelas secundarias públicas).
Con este objetivo en mente, en el año 2005 la asamblea organiza un abrazo al Corralón bajo el lema “Algo huele mal en Floresta” y, de esta manera, logran la desocupación del predio por parte de las empresas de recolección. Los primeros encuentros que se realizaron en el predio recuperado tuvieron como objetivo retomar la mesa de trabajo que reunía a distintas organizaciones barriales y equipos técnicos del Gobierno de la Ciudad para definir, de manera consensuada, un proyecto integral para el Corralón. El resultado de este trabajo conjunto, a instancias de los vecinos, concluyó con la elaboración de un proyecto definitivo que contemplaba la creación de un espacio público, recreativo, educativo, cultural y comunitario en el marco de una plaza. Este proyecto se presentó junto a otros (por ejemplo, un centro de salud) y ganó dentro de las prioridades del presupuesto participativo. El nuevo Corralón se proyectaba, entonces, como un espacio público-plaza que permitiría el esparcimiento, la educación pública, las manifestaciones culturales y la preservación del patrimonio tangible e intangible.
De 2005 para acá, a instancias de la participación popular y la resistencia de la Asamblea, el Corralón se fue poblando por diversos grupos culturales, científicos y políticos que llevan a cabo sus múltiples actividades en este predio, entre ellos: murga, entrenamiento  teatral, canto de coplas, danzas de nuestros pueblos originarios, fotografía, talla en madera, investigación antropológica y arqueológica. Particularmente, el grupo de Teatro Comunitario “El Épico de Floresta” fue declarado de interés cultural por la Legislatura de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También se reúnen integrantes del Sindicato Docente de Capital Federal, Unión de Trabajadores del Estado.
El Corralón es hoy un espacio popular de libertad, abierto a la comunidad, pleno de vitalidad y creación, mantenido dignamente sin aportes oficiales.



Bibliografía:
-          AA.VV. 2006, Argentina: Lugares de la Memoria, Ed. Madreselva, Buenos Aires, Argentina.
-          AA.VV. 2007, En medio de la tempestad: los hermanitos del Evangelio en Argentina (1959-1977), Ed. Doble Click, Montevideo, Uruguay.
-          AA.VV. 2007, Gritar el Evangelio con la vida, Dirección General de Cultos y Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.




[1] Documento elaborado en base a registros y entrevistas de campo del Grupo de Estudios en Memoria Política de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

[2] Cura obrero de la congregación de los ‘Hermanitos del Evangelio’.