2008 - Ponencia presentada en las Jornadas de la SEANSO - Facultad de Filosofía y Letras, UBA

“Construcción de memorias sobre la última dictadura militar. El caso del barrio de Floresta”.
Mariel Alonso, María Jimena Boland y Castilla, Mariela Vanina Dolce, Joan Manuel Portos, Daniel Rivas.

PALABRAS CLAVES: Centro Clandestino de Detención, Memoria, Vida cotidiana.

“Es fundamental partir de la idea de que no hay una sola
voz que pueda dar cuenta de esta experiencia; por lo tanto no
hay una voz autorizada, hay muchas voces, y todas son
parciales.” (Calveiro; s/e: 74)
Introducción
En los últimos años la cuestión de la memoria sobre el pasado reciente se ha incorporado fuertemente al discurso político, las políticas de la memoria a nivel estatal se han orientado fundamentalmente al trabajo sobre lo acontecido durante la última dictadura y sus antecedentes más cercanos. Éstas pretenden superar viejas lecturas de éste pasado, como la “teoría de los dos demonios” y la de la “guerra sucia” por medio de la recuperación del discurso más general de los Organismos de Derechos Humanos: del concepto de terrorismo de Estado, de la lucha de las madres y abuelas, la recuperación e identificación de los cuerpos NN y de los nietos apropiados, entre otras.
En este proceso hay quienes son los encargados de “contar la historia” de lo sucedido y quienes se y son posicionados en el lugar de: “escucha y aprendizaje”. En este marco, el Proyecto “Memorias de la última dictadura militar. Proyecto de extensión universitaria con la Asamblea Barrial de Floresta” se propone reflexionar sobre los sujetos que tienen y han tenido experiencias cotidianas en torno al espacio donde funcionara el Centro Clandestino de Detención (CCD) conocido como “automotores Orletti”, los llamados “vecinos”.
No se pretende realizar un análisis exhaustivo del proceso de construcción de legitimidad de las memorias de la última dictadura y su relación con las políticas estatales; sino un breve análisis que dé cuenta cómo estas construcciones se hacen presentes en los discursos de los sujetos con los cuales hemos interactuado en el trabajo de campo. Esto nos permitirá pensar la inclusión de “otros” actores sociales, en el marco de nuestro proyecto. A su vez, pretendemos hacer una reflexión sobre el abordaje del trabajo de campo, específicamente sobre el proceso de realización de entrevistas y los corolarios que creemos puede llegar a tener.

“Al final terminé hablando de la vida cotidiana…”

La entrevista como dispositivo podrá tener características similares en distintas situaciones de trabajo empírico, por ello, es preciso considerar la especificidad del objeto de estudio y la misma reconstrucción de la técnica en función del proceso de investigación. El conocimiento de estos elementos y del abordaje metodológico posibilitará el reconocimiento del contexto particular que funciona como marco de referencias para las presentes disquisiciones/reflexiones.
Nuestro abordaje busca documentar aquello que se encuentra no documentado y las memorias de los “vecinos” no han sido documentadas, al menos no sistemáticamente.
En los últimos años las producciones que consideran el lugar de la sociedad civil en la última dictadura se han ido incrementando (Calveiro; 2006, Vezzetti; 2002), algunos específicamente abordando empíricamente la relación de los CCD con los espacios sociales circundantes (Mora; 2005, Águila; 2006, Levín; 2005). Entendemos que este campo puede aportar aún mayor complejidad a los trabajos sobre memoria, puesto que permite dar cuenta de la represión inmersa en las relaciones cotidianas del barrio, de la productividad del poder en “(…) sus formas e instituciones más regionales, más locales, sobre todo allí donde, saltando por
encima de las reglas de derecho que la organizan y lo delimitan, se extiende más allá de ellas, se invierte en instituciones, adopta la forma de técnicas y proporciona instrumentos de intervención material, eventualmente incluso violentos” (Foucault; 1992:151).
Entendemos que algunas de estas cuestiones pueden verse reflejadas en los relatos de los entrevistados. Por ejemplo, una vecina del barrio menciona que:
“veía como limpiaban los revólveres, paraban los autos acá de los que paraban en frente (señala Orletti) mi marido venía de trabajar y me decía allá pasa algo y veía como limpiaban los revólveres. (…) la Turca (una vecina) vivía atrás y tuvo que vender porque escuchaban como los castigaban (gesto de paliza)” (Registro de campo 28/03/08).
Por su parte, una docente de un colegio del barrio cuenta:
“D1.- Tenía una amiga que venía a la escuela que quedaba en Joaquín V. González y Rivadavia [a dos cuadras de Orletti] y para no tener que cruzar la vía lo dejaba ahí estacionado (frente a Orletti) y me decía ‘vos sabés que siempre me pinchan las gomas del auto’ y claro, con el tiempo nos pusimos a pensar… y era para que no se quedara ahí.
D2.- Y claro qué te ibas a pensar.
D1.- Sí, después supimos lo que pasó”
(Registro de campo 04/08/2007).
También, un hombre que vivió su infancia y adolescencia a la vuelta de lo que fue “Automotores Orletti” nos comentó en una charla informal:
“Jugábamos al futbol justo en frente, al lado de la vía del tren… nos pasábamos la vida ahí (…) Recuerdo que veíamos a gente haciendo guardia en la terraza (cuenta que estaban vestidos de civil)… tenían revólveres y ametralladoras Uzi (comenta que esto era raro porque no eran armas de “las fuerzas”, pero que en ese momento no se daba cuenta)… también tenían un Torino todo blindado, me acuerdo porque era igual al que tenía un sindicalista muy conocido… no recuerdo el nombre. Nos llamaban mucho la atención las armas y los autos. (…)Una vez, llegamos temprano a jugar al futbol y estaban jugando ellos…” (Registro de campo 29/08/2008).
La represión no aparece como algo que se ejerza de manera espectacular en relación a los vecinos del barrio. Sí, aparecen prácticas que dan cuenta de que allí “algo estaba sucediendo”, se da una aparente disputa por los espacios aledaños al centro: para jugar al fútbol o estacionar los autos y cierta demostración pública de la capacidad de acción de las fuerzas a partir de la exhibición de las armas y los miembros de las guardias o patota. Estos relatos dan cuenta de una relación entre el adentro y el afuera del centro: “la turca” se muda, según lo que recuerda su vecina, por los gritos de los detenidos. Entendemos que se trata de instituciones locales que intervienen materialmente en el espacio. Lo que restaría indagar, pero que excede los alcances de
este trabajo, es cómo fue y es percibida esta relación por aquellos que transitaban cotidianamente el barrio.
Estos relatos se enmarcan, en su mayoría, en las prácticas cotidianas de las personas: en sus recorridos por el barrio que “(…) atraviesan y organizan lugares: los seleccionan y los reúnen al mismo tiempo; hacen con ellos frases e itinerarios”. (De Certau; 1996: 127). Dichas prácticas se tratan de momentos de la reproducción social2 que histórica e historiográficamente han quedado en los márgenes de lo recordado; muchas veces estas memorias no han recibido atención ni abordajes sistemáticos por parte de investigaciones empíricas.
En este contexto se realiza nuestro trabajo de investigación/extensión. La entrevista no sólo se constituye en relación social cuyo objetivo último es la obtención de información (que también lo es), sino que posibilita un espacio de encuentro de los puntos de vista, un espacio donde la experiencia intersubjetiva tiene lugar (Bourdieu, 1993).
Así, en la entrevista, la mirada del otro interpela; el encuentro con el otro siempre es conflictivo. Es posible pensar a partir de aquí las implicaciones que tendría el encuentro con el otro en tanto sujeto que tiene experiencias sobre determinado proceso social, y como tal factible de ser interpelado e interpelar desde su “punto”; en fin, de constituirse en punto, en ser digno de ser mirado y que con su mirada también se posibilite la de otros.
Pero la mirada del otro puede interpelar en múltiples sentidos, en diversas direcciones que, de ninguna manera, se reducen a lo pensado por el entrevistador; es preciso considerar que la constitución subjetiva del entrevistado está “marcada por la integración a un orden simbólico que posiciona al sujeto en relación a un mandato determinado”. En este sentido, hay una expectativa con respecto a la entrevista que puede estar constituida en parte por la fantasía3 y por la posición subjetiva (Messina, Varela; 2008: 7).
Más allá de lo que acontezca en relación a los que participan de la entrevista (entrevistadoentrevistador- terceridad4), ella (estructura pregunta-respuesta) se constituye en “comadrona de la palabra”5, lo que allí se produce es un conocimiento nuevo, no es propiedad de ninguno de los integrantes del encuentro, los rebasa; pero, a la vez, son ellos, en ese encuentro, los que posibilitan la palabra como emergente.
Por lo tanto, es posible asignar una capacidad performativa al diálogo en tanto espacio de encuentro de los puntos de vista que produce un cierto conocimiento. Performativa, puesto que a partir del discurso que se produce, los integrantes del encuentro pueden volverse otro: moverse a otro punto, a otra posición6.
A partir de un trabajo de campo realizado previamente encontramos ciertas coincidencias con nuestro trabajo actual. Desde 2002 hasta 2005 realizamos trabajos con “vecinos” en el contexto de la recuperación del ex - CCD Mansión Seré. Muchos de los “vecinos”, al hablar del período dictatorial, afirmaban no saber nada, por no ser ellos “los que lo vivieron”, en esta última categoría entrarían aquellos que fueron detenidos (desaparecidos) o presos políticos, sus familiares y compañeros de militancia. “Los que lo vivieron” son aquellos que tienen algo para decir, los “vecinos” no saben nada de lo que pasó en la dictadura.
En un análisis inicial de las entrevistas realizadas en el barrio de Floresta nos encontramos con algunas recurrencias que llamaron nuestra atención. Se hace presente en los relatos una distinción en términos de “ellos” (que tienen algo para contar) y “nosotros” (los que no sabemos nada). Por ejemplo, al intentar concretar una entrevista con la casera de la escuela ubicada detrás del lugar en que funcionó “Automotores Orletti”, ella nos respondió: “Bueno… pero vos qué queres saber, porque yo vine en el 91, mucho más no sé…”. Así, a la vez, el día en que íbamos a realizar la entrevista, la directora del establecimiento nos advirtió:
D. - … estaba medio preocupada por las preguntas que le ibas a hacer…
Y.- Esta bien… y ¿por qué estaba preocupada?
D.- No sé… quería saber qué le ibas a preguntar… dijo que ella no sabía mucho porque la que sabe es… porque la casera que estaba antes falleció… la que le contó es la hija de esta mujer, que vive acá en frente…”.
A la vez, en el desarrollo de la entrevista, se puede ver como aparece esta figura del “ellos” que tienen algo que decir:
C.- (…) No sé en qué mes vienen a hacer manifestaciones acá atrás…
(…) Ellos cantan. Todas cosas… no re malas. Cosas así… bueeenaa: ‘Que se
vayan’… Todas esas pavadas que hacen…
Y.- ¿Y qué le parece a usted eso?
C.- Y yo no sé, yo no sé… yo no estoy en esas cosas. Que sé yo… A lo mejor si es para algo de
ellos estará bien. Yo no puedo decir otra cosa…
Y.- ¿Qué sería… qué sería lo de ellos?
C.- Y si es algún familiar que desapareció. Igual no van a hacer nada con hacer lío. No lo van a
resucitar. Ni a traer… Pero bueno. Yo conozco una señora del otro colegio donde estaba, que el
marido desapareció, los chicos chicos… y nunca más lo vieron al papá. Nunca nunca más.
(Registro de campo, 04/06/08).
Al construirse como “lo narrable” la experiencia “directa” o familiar de represión; otros relatos quedan relegados y, los propios sujetos no conciben su experiencia como testimonio. Sin embargo, como ejemplificamos en las primeras citas de campo, en el transcurso del encuentro se diluye la lógica del saber/no saber, para dar paso al relato de lo experienciado. Surgiendo relatos sobre experiencias personales o transmitidas en torno a la presencia militar en el barrio y a la percepción de hechos de violencia ligados a la represión (gritos, disparos, etc.).
En otro nivel de análisis, podemos pensar que sería posible asignar a los relatos de los entrevistados diferentes posiciones en torno a la historia, a la vida cotidiana y a las experiencias de vida durante el período dictatorial. Nos hemos permitido esquematizarlos como aquellos relatos que se enmarcan dentro de:
 La Historia: es el gran relato construido a partir de la sucesión de hechos históricos de importancia a nivel nacional e internacional. Los entrevistados que podríamos incluir en esta clasificación parecen sostener que la vida cotidiana se encuentra separada de la Historia, ella nada tiene que ver con los grandes sucesos; el barrio, como espacio de la cotidianeidad no merece mención, salvo la llegada del tren y “esas cosas del progreso”.
Un ejemplo claro de esto es lo manifestado por un entrevistado al preguntarle ¿cómo era la
vida cotidiana en el barrio?:
“A bueno entonces ¿van a hacer una cosa más lavada? ¿Tienen que hacerlo? ¿Por qué? es imposible despegarlo, sabés cuál es la labor del sistema, hacer eso. El sistema (…) te va a hablar de una plantita, (…) sé que no me atrevería a hacer una cosa sin decir la verdad, porque yo sé cómo se puede expresándolo, y no quiero expresar (…) entonces con respecto a esto tengan en cuenta que yo les estoy hablando de la realidad donde estuvieron en juego cosas muy terribles, esto fue ese disfraz que tenía un garaje donde se hacían arreglos de automotores, una fábrica de muerte pero la organización además para todo el cono sur dirigida por Pinochet, que cuando estamos diciendo eso sabemos que significó para este continente, significo la caída y la liquidación a sangre y fuego del primer acto de acceder a través de la democracia burguesa digamos al triunfo de socialismo en un lugar que permitió los golpes de Estado orquestados por Estados Unidos como foco (…) asesinatos, persecuciones, torturas y retrocesos de del desarrollo de los pueblos, desde el punto de vista del interés de los pueblos, así que yo no puedo hablar de otra cosa, porque podría decir, bueno se hiso tal cosa y fijarme en eso, (…) es decir en el orden deportivo tirar la pelota afuera para no mostrar la realidad (…)”. (Registro de campo, 21/11/07)
El entrevistado nos cuenta que hablar de la vida cotidiana es “patear la pelota afuera” es no querer hablar de lo importante. Él por su parte se sitúa como relator válido de esa historia, como intelectual y militante, y como participante de algunos “grandes hechos de la Historia argentina”.
 historia: otros se posicionan como partícipes de la historia, de una historia que se construye cotidianamente a partir de las prácticas políticas de base; se consideran actores políticos con un discurso público, es el ejemplo de los militantes barriales.
Un militante de la Juventud Peronista nos cuenta sobre su militancia política en el barrio:
“éramos, qué sé yo, era la vida misma, nosotros no era que bueno ahora vamos a militar, no separábamos era todo parte de nuestra vida; vamos a tomar mate, vamos a tomar mate de verdad a la Unidad Básica, mezclábamos temas de política con fútbol y charlábamos todos; era algo más, ¿no? Éramos muy conocidos en el barrio, ¿no? Éramos muy conocidos y muy respetados y muy queridos ¿viste?” (Registro de campo, 12/06/08).
 Stories: retomando del inglés la distinción History y story; en esta categoría aparecen otros sujetos que acceden a contar sus vidas y cotidianeidades a los curiosos antropólogos que parecen “extrañamente” interesados. Sin embargo, cuando hacen referencia a actividades relacionadas con la dictadura, los relatos son muchas veces construidos desde afuera: “los de la memoria tal cosa”, “los manifestantes tal otra”, “ellos…” (por ejemplo, la casera de la escuela). Son el caso típico que ante la pregunta directa sobre la vida durante la dictadura, responden: “yo no sé nada”. Más allá de que luego efectivamente cuentan cosas relacionadas a experiencias barriales de represión, movilización o cambios que el CCD imprimió en el barrio; pero eso nada tiene que ver con “lo sucedido en la dictadura”. Es decir, esa cotidianeidad estaría escindida de la historia. Ellos se posicionan por fuera de los procesos históricos.
Una vecina del barrio nos decía:
“cuando me case con R en 1980 el vivía en San Juan y Santiago del Estero en un departamento de 3 ambientes a la calle (…) en la época militar, había tantos sindicatos, y se escuchaba que estallaban las bombas. En una de esas madrugadas estalló una bomba y los vidrios de la ventana se le cayeron en la cama (…). Nos casamos un 27 de diciembre al medio día y nosotros habíamos sacado un paquete de luna de miel para más adelante, y así que del hotel Sheraton, que nos habían regalado la estadía, nos vinimos para casa. Entonces el lunes amanecimos en casa. Mi mamá se levantaba siempre con sus zapatos de tacos y esa mañana R se despierta y dice: 
- ¿qué es eso, qué es eso, qué son esos ruidos, M qué paso?´
- ‘¿Qué pasa?’, le digo, ‘nada’…
Y lo otro sintomático que él me decía: ‘este barrio siempre esta igual nunca uno se entera de
nada’

Claro en el ‘80, ‘81, ‘82 él me dice ‘yo en mi casa veía las marchas que iban a la Plaza de todos los sindicatos que pasan por la puerta (…), y acá [por el barrio] nada, nada así como se escucha ahora, nada, es siempre’ (Registro de campo, 08/01/08).
Como ya mencionamos, la clasificación anterior representa un intento por organizar los relatos a partir de ciertas regularidades que fuimos encontrando en el devenir del trabajo de campo. Evidentemente muchos de los entrevistados no son plausibles de ser incluidos totalmente en una de las categorías, en diversos relatos ellas aparecen mixturadas.
Así, el dispositivo de la entrevista y el encuentro más en general abrirían la posibilidad nuevos discursos y cambios de posición. Un comenzar a situarse por fuera del campo de las “Stories” e incluirse en el de las historias, con mayúscula y con minúscula. Sin embargo, la mera relación de entrevista no nos permite dar cuenta de este cambio; éste puede darse de manera fragmentaria, ahora, en unos años, nunca. Aquí es que pensamos que la política tiene lugar.

A modo de reflexión final

Entendemos que los relatos que se desprenden de las entrevistas realizadas a los vecinos de Floresta (y su potencialidad para el corrimiento de los puntos de vista) permitirían traspasar algunos sentidos comunes instalados y crear nuevos saberes. Darle un lugar central a estos otros relatos es una forma de generar herramientas cognitivas disruptivas del orden de lo cotidiano vivido como lo que “es”.
Indagar sobre estos relatos nos permite pensar las permeabilidades de las políticas de memoria hegemónicas. En este sentido, cómo son pensados los espacios de los CCD por los vecinos, cuál es su relación con lo militar y lo represivo en la vida cotidiana. Así, la incorporación de estos “nuevos actores”, tiende puentes que contribuyen a la reelaboración de los relatos hegemónicos, complejizan las redes de relatos sobre el período dictatorial.
En este trabajo hemos intentado romper con dualismos que consideramos reductores (afectados-no afectados, saber-no saber), en tanto entendemos, siguiendo a Pilar Calveiro, que habría un testigo colectivo, que el acto mismo de testimoniar es colectivo y que no solamente se constituye con los “sobrevivientes”. Ampliar este horizonte de los testimonios posibles nos obliga a ponernos de frente a la pregunta de: ¿qué responsabilidad nos cabe? A hacer un proceso propio de reflexionar y asumir la propia responsabilidad. (Calveiro; s/e).
A su vez, creemos que a estos relatos habrá que enmarcarlos dentro de la investigación/extensión junto con otros dispositivos desplegados en el trabajo con la Asamblea, con otras modalidades de intervención. En conjunto, estos dispositivos podrán conformarse como caja de herramientas que permita pensar, en un largo plazo, la construcción del pasado como recurso, como insumo para la acción política presente y futura.
Desde nuestros recorridos de investigación previos, discusiones teóricas y reflexiones cotidianas, consideramos que la producción de conocimiento está atravesada por la discusión sobre la relación entre ciencia y política, y relaciones de poder, tanto dentro del ámbito de la academia como en otros ámbitos de la sociedad civil; por lo tanto nos parece necesario reflexionar sobre la relación entre la investigación y la extensión respecto a la producción de conocimiento generada en el ámbito universitario.
Pensamos que la extensión debe ser parte de los procesos de investigación, permitiendo así un corrimiento en las posiciones de los sujetos inmersos en dicho proceso. En este sentido, el sujeto investigador enfrenta problemas antropológicos y/o sociales a partir de un interés común con el “otro”, tratando de comprender de manera conjunta las representaciones y prácticas sociales.
Esta práctica (política) contribuiría a que estos “otros”, los “vecinos” puedan producir otras posiciones. Puesto que, no se trata sólo de la vieja fórmula de darle voz a los que no la han tenido, sino de que estos se reconozcan como voz.
NOTAS:
2 En cuanto al abordaje de este concepto creemos que: “No hay experiencia de la posición ocupada en el
macrocosmos social que no esté determinada o, al menos no sea modificada, por el efecto directamente
experimentado de las interacciones sociales dentro de esos microcosmos sociales” (Bourdieu; 1993: 10)
3 Entendida como: “…argumento imaginario que funciona como un intento por resolver esa pregunta, evadiendo de este modo el insoportable enigma del deseo del Otro”. (Messina, Varela; 2008: 7).
4 “La situación de entrevista (…) no puede reducirse a una mera interacción personal ni los discursos producidos en ella se dirigen y estructuran en función de un único interlocutor, es decir, del individuo empírico que oye” (Messina, Varela; 2008: 5).
5 La expresión corresponde a Gadamer en referencia a la productividad mayeútica del diálogo socrático (Gadamer; 1993: 445).
6 “El acuerdo en la conversación no es un mero exponerse e imponer el propio punto de vista, sino una
transformación hacia lo común, donde ya no se sigue siendo el que se era”. (Gadamer; 1993: 458)
 
BIBLIOGRAFÍA:
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Bourdieu, P. (1993) El espacio de los puntos de vista. En: Miseria del mundo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económico.
Calveiro, P. (2006), Poder y desaparición los campos de concentración en la Argentina. Bs. As.: Colihue.
Legados de la experiencia y la narración. Revista Mil palabras (pp. 69-76). Otoño, Sin mención de Edición.
De Certeau, M (1996), Capitulo 9: relatos de espacio. En: La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer. Universidad Iberoamericana
Foucault, M., (1992). Curso del 14 de enero de 1976. En: Microfísica del poder (pp. 147-163). Madrid: Ediciones de La Piqueta.
Gadamer, H.G. (1993). La primacía hermenéutica de la pregunta, parágrafo 3 En: Verdad y Método I fundamentos de una hermenéutica filosófica, Salamanca.
Messina L., Varela C. (2008). El encuadre teorico metodológico de la entrevista como dispositivo de producción de información. En: Escolar, C. y Besse, J. (comp). Epistemología fronteriza. Puntuación teoría, método y técnica en ciencias sociales. Buenos Aires: EUDEBA.
Mora, B. (2005). La reconstrucción de una trama: Mar del Plata y el complejo mundo del “GADA 601”. La relación entre la sociedad y los campos de concentración. En: 1º Congreso Latinoamericano de Antropología. Rosario, Argentina.
Levín, F. (2005). Arqueología de la Memoria. Algunas reflexiones apropósito de Los vecinos del horror. Los otros testigos, Revista Entrepasados. Nº28. Bs. As.
Vezzetti, H. (2002). Pasado y Presente. Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina. Buenos Aires: Siglo XXI.